Su favorita era la comida española, particularmente la valenciana. Llegamos como a las cinco a un restaurante del folklore llamado Los Amores de Dominguín, ella pidió ron cubano y yo tequila, solo tenían José Cuervo del cuadrado y lo cobraban como extra-añejo.
No hice gesto por los precios, a Julia le molestaban mucho los comentarios sobre el costo de las cosas en cualquier sentido, barato o caro no era asunto que se debía poner en la mesa.
Nos gustaban los restaurantes, los bares y cantinas españolas porque teníamos un juego que aún me divierte; descubrir antes que el otro los nombres de los pasos dobles que se tocaban... Tun turun tun tun tururu sonó en la bocina y ella exclamó apurada: a mi madre!!!.
Tomó de un trago su copita de ron y sin fruncir su cara hermosa dejó rodar dos lagrimas, seguramente recordó que esa canción de paseillo no tenía para ella ningún sentido.
No hice gesto por los precios, a Julia le molestaban mucho los comentarios sobre el costo de las cosas en cualquier sentido, barato o caro no era asunto que se debía poner en la mesa.
Nos gustaban los restaurantes, los bares y cantinas españolas porque teníamos un juego que aún me divierte; descubrir antes que el otro los nombres de los pasos dobles que se tocaban... Tun turun tun tun tururu sonó en la bocina y ella exclamó apurada: a mi madre!!!.
Tomó de un trago su copita de ron y sin fruncir su cara hermosa dejó rodar dos lagrimas, seguramente recordó que esa canción de paseillo no tenía para ella ningún sentido.
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